Gitana dormida, H. Rousseau, «Le Douanier» (1897).
El rostro de tu mueca lloviznada
Es el eco del canto
Del gitano que nació en el arrozal
Y creyó
Que toda luna era agua, y todo ruido
Noctámbulo caballo
Entre los matorrales;
No existe portavoz del cuero
Desnudo del sudor,
Solamente el retrato
De aquél cante dolido que quiso ser un barco
el murmullo de ancianas
en la nocturnidad de la alameda
la brisa despertando al animal y sus luceros.
