Plenilunio

Algunas noches Jon contemplaba la luna. En el silencio de los tejados, y con la llegada del plenilunio, se concedía el placer de inventar que era capaz de alcanzarla.
Aunque algún centinela aseguró haber descubierto alguna madrugada a un joven deambular sonámbulo hacia ella -desde el alero de la última torre,- ese rumor jamás llegó a sus oídos, por miedo a destruír el único modo que Jon había inventado para soñar.

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